La feminidad y el amor propio más que ser un concepto se convierte en un súper poder, es la manera que tenemos no solo las mujeres sino las personas en general para salir al mundo, enfrentar lo que somos, lo que queremos ser y lo que todo el mundo pretende que seamos.
La sociedad misma se ha encargado de darnos ciertos estigmas y reglas para poder decir “soy femenina” para poder hablar de amor propio y vernos como personas llenas de él mismo, pero… ¿Qué sucede cuando la feminidad y el amor propio aparte de ser tu súper poder se convierte en tu única salvación? ¿Qué sucede cuando la manera en la que una mujer se considera femenina se convierte en una protesta? ¿Qué sucede con el llamado amor propio cuando aparte de ser un concepto es una liberación?
Diana Álvarez, una mujer de 41 años, hermosa, amanta a la moda, alegre y simplemente llena de magia hace un año se dio cuenta que padecía cáncer de mama. Después de sentir que podía coger el mundo con las manos y decir una y otra vez “Estoy en mi mejor momento” le llega una noticia que definitivamente le cambio la vida.
“Mi primer pensamiento fue – me voy a morir – y es que es normal, todos asociamos el cáncer con muerte de manera inmediata”.
Efectivamente cuando alguien dice que la vida te puede cambiar en un segundo esta en lo correcto… El cáncer de mama es un proceso difícil, doloroso y lleno de muchísimos altibajos, pero también se pude convertir en un renacer, en ese pequeño empujón para volver a sentirte viva.
No solo viviendo sino también entendiendo y asimilando mucho mejor un proceso en donde el amor propio y la feminidad son todo un reto, en donde el hecho de sentirte hermosa se convierte en una lucha constante.
Diana nos habla de su cáncer ya no como una lucha, si no como una etapa, una enseñanza, un antes y un después, en donde la vida le dijo “Te enseñare cuál es tu verdadera luz”.
«Perder el cabello, la seguridad y simplemente el interés por absolutamente todo es algo que no todo el mundo es capaz de asimilar, pero de que se puede, se puede» y Diana es la prueba de eso. Encontrarte de nuevo a ti misma y volverte a sentir como la mujer fuerte, capaz y llena de seguridad, mientras estas pasando por un proceso de quimioterapia es prácticamente imposible, pero justo esas ganas y esa seguridad, de alguna manera han sido la salvación para Diana, ha sido la bocanada de aire fresco para seguir dando lo mejor de si misma.
«La familia, la pareja y el circulo social claramente es parte fundamental de este proceso, pero el hecho de tener que luchar constantemente contigo misma es una de las etapas más difíciles y la más satisfactoria también».
Aprender sobre la fortaleza interna, las mil maneras que tiene una mujer de amarse y como cada una encuentra su feminidad de maneras muy distintas es toda una enseñanza.
Entender como todas llevamos procesos diferentes y de alguna u otra manera seguimos siendo capaces de enfrentar la vida con amor es nuestro verdadero super poder.
